Imparte: David Cortejoso Charla para padres y madres(9 noviembre 2021)
Un estudio de la Universidad de Cambridge, un trabajo científico, muy serio…concluye que, a mayor uso de pantallas por parte de un estudiante, peor nota obtiene en su actividad escolar. O sea, a más tableta, a más iPhone, a más televisión…más suspensos.
Los jóvenes parecen usar sus smartphones simplemente para jugar a juegos triviales, para escribirse mensajitos, para compartir fotografías y vídeos... y para muy poco más.
Los jóvenes no tienen un mayor conocimiento de la tecnología por el simple hecho de haber nacido con ella. O, tal y como reza el título del libro coordinado por Susana Lluna y Wicho y recientemente publicado por Ediciones Deusto, Los nativos digitales no existen. Muy al contrario, no se trata de una generación especialmente dotada de conocimientos, habilidades o intereses en lo que al uso de las llamadas «nuevas tecnologías» se refiere, y cuando manejan programas distintos a Instagram, Snapchat, YouTube u otros que utilizan para descargarse música y películas, su desconocimiento es generalmente absoluto. Más bien deberíamos hablar de huérfanos digitales con una preocupante falta de formación.
Actualmente puede hablar de salvajes digitales que no tienen consecuencias. Educar a nuestros hijos no consiste en dejarlos utilizar determinadas cosas completamente por su cuenta y riesgo.
En cuanto a la IDENTIDAD DIGITAL (lo que sabemos de una persona)
Una parte de la información que damos a conocer a los demás la controlo yo, parte no la controlo porque depende de mis familiares y amigos ( lo que ellos comparten de mí) y otra parte no lo sé porque hay otras entidades que se encargan de difundir información mía.
Nosotros como padres no debemos difundir información de nuestros hijos/as porque no tenemos la privacidad suya. (En la actualidad hay denuncias de los hijos/as a sus progenitores por la información que han difundido de ellos cuando han sido menores)
Cuando le decimos a nuestros hijos/as que no publiquen en internet nos estamos desautorizando a nosotros mismos porque nosotros también difundimos todo lo que nos parece bien.